La pandemia en las obras de teatro de Jean-Pierre Martinez

Los hombres enfermos de miedo…

¿Quién hubiera imaginado, hace tan solo unos años, que llegaríamos a esta situación, y tan rápido? La situación totalmente inédita en la que todos nos vimos sumidos durante largos meses nos lleva a reflexionar, de manera más amplia, sobre el mundo en el que vivimos, sobre la clase política que nos gobierna y, dado que la democracia no ha sucumbido del todo al virus del autoritarismo, sobre nuestra propia responsabilidad al haberla llevado al poder y mantenerla allí.

¿Podemos realmente confiar por completo en gobernantes y administraciones absurdas para llevar a nuestra sociedad, enferma de miedo, por el camino de la recuperación? Esta crisis sanitaria, sin duda, ha puesto en cuestión, sobre todo, los límites del principio de delegación de poder en la democracia en la que vivimos. Tanto en Estados Unidos como en Francia, ¿confiar nuestro destino, una vez cada cuatro o cinco años, a un Rey Ubu es realmente lo que entendemos por democracia?

Lejos de todas las teorías conspirativas, que al final solo sirven para confortar al ciudadano comprometido en un papel de espectador pasivo, estas obras tienen como objetivo, ante todo, abrir un debate, siempre con un toque de humor. El teatro tiene como misión plantear las preguntas correctas, no ofrecer respuestas, ya que estas deben ser encontradas por cada uno, antes de intentar, juntos, ponerlas en práctica.

Han pasado siete años desde el cierre de todos los teatros debido a la crisis sanitaria. Tres actores presuntos llegan al escenario para un casting. A menos que sea una lectura pública. O incluso el estreno del espectáculo… El problema es que no tienen el texto de la obra. El autor todavía no la ha escrito. Tendrán que improvisar…

Cuatro personas que no se conocen se encuentran, por desgracia en cuarentena, en lo que resulta ser un teatro abandonado. Detrás de un cristal imaginario, unos individuos (los espectadores) les observan. Los supuestos enfermos se preguntan: «¿por qué virus podrían haber sido infectados? ¿qué riesgo tienen exactamente? ¿cuándo y cómo va a terminar todo esto?». Poco a poco se desvela que este callejón sin salida se sitúa en un futuro próximo en el que Gran Hermano reina como dueño, y que la razón de esta cuarentena no es quizás estrictamente médica.

La política a menudo se asemeja a una partida de ajedrez, excluyendo cualquier noción de moral. Ya sea que unos u otros jueguen con las piezas blancas o negras, siempre se trata de un bando venciendo al otro para que solo quede un rey. Un juego absurdo, ya que con la derrota del oponente, también termina el juego. Y el único futuro posible no puede ser más que una posible revancha. Este es el tema de esta comedia mordaz donde el rey y la reina, y aquellos que intrigan para reemplazarlos, no dudan en sacrificar peones para ganar la partida. Una ilustración tragicómica de las extravagancias a las que pueden entregarse aquellos que sucumben al virus de la política...

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