Aunque el dinero no haga la felicidad, curiosamente, todo el mundo sueña con hacerse rico. Por supuesto, uno puede confiar en su talento innato y en el trabajo de toda una vida para lograrlo. Pero, en ese caso, difícilmente sería el tema de una comedia. En general, nada que sea justo, lógico, motivado y que tome tiempo pertenece al ámbito de la comedia. Lo cómico surge de la amoralidad, de lo absurdo, de lo accidental y de lo repentino.
Ganar la lotería es, para todos, una de las pocas oportunidades de cambiar radicalmente de vida, de estatus social, o incluso de identidad, en un abrir y cerrar de ojos, sin haber hecho nada para merecerlo. Con todos los conflictos que esta posibilidad puede generar en nuestras relaciones con los demás, con nuestra familia, con nuestra pareja…
Un cambio tan repentino e inmerecido, que raya en el milagro laico, se convierte así en un argumento ideal para la comedia.
Jerónimo y Cristina han invitado a cenar a una pareja de amigos. Pero la señora llega sola, deshecha. Acaba de saber que el avión que traía a su marido a París se ha estrellado en el mar. Pendientes de las noticias con la posible viuda para saber si su marido forma o no parte de los supervivientes, la pareja descubre de pronto que acaba de ganar el bote de la primitiva de ese martes 13. La consigna es, desde ese momento, « disimula tu alegría »… Numerosas e impredecibles peripecias se suceden a lo largo de esta agitada jornada…
Como consecuencia a un accidente de carretera implicando un coche fúnebre, la llegada en un bar de un ataúd conteniendo un billete de lotería es el argumento de una comedia muy divertida. Con Bar Manolo, Jean-Pierre Martinez firma una comedia con un ritmo rápido y presenta una pintoresca galería de retratos. Combinando hábilmente los procesos cómicos tradicionales y temas inesperados, el autor ofrece al público una pieza sabrosa a degustar sin moderación! Cita en frente del cementerio! Para un espectáculo… mortal!
Paco y Clara están a punto de casarse en unas horas. Max y Sol, al borde del divorcio, van a transformar este feliz acontecimiento en una pelea campal. Cuando uno se casa, más vale elegir bien a sus testigos...